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Cuidados de las plantas suculentas

«¿Fuiste al vivero? ¿Te has fijado en las plantas con hojas gorditas que están al lado de los cactus?» Las plantas crasas o suculentas son plantas que acumulan reservas de agua en sus tejidos carnosos (hojas, tallos o raíces).

plantas suculentas
Plantas suculentas de diferentes especies

En el lenguaje coloquial se suele confundir algunos términos. ¿Sabes cuál es la diferencia entre suculentas, crasas, cactus y cactáceas? Las suculentas son las plantas que acumulan reservas de agua en tejidos carnosos, también se las conoce como plantas crasas. Las cactáceas son una familia muy popular de plantas con tejidos crasos o suculentos y se las conoce popularmente como cactus. De esto deducimos que todos los cactus son plantas suculentas (o crasas), pero no todas las suculentas son cactus.

Tabla de contenido

¿Cómo cuidar plantas suculentas?

El sustrato y el oxígeno en las raíces

Las raíces de las plantas, al igual que su parte aérea, necesitan oxígeno, el cual toman de los gases presentes en la tierra o el sustrato. Este último contiene múltiples poros, algunos microscópicos y otros más grandes. Cuando no están llenos de agua, estos poros contienen aire que las raíces pueden aprovechar.

Después del riego, y tras el drenaje del exceso de agua, algunos poros retendrán agua y otros aire. Sin embargo, si el sustrato está completamente anegado, todos los poros estarán llenos de agua, impidiendo que la planta tome el oxígeno que necesita. Aunque el agua contiene oxígeno disuelto, su concentración es muy inferior a la del aire, lo que puede generar problemas en la planta.

Algunas especies adaptadas a zonas pantanosas han desarrollado estrategias para sobrevivir con sus raíces sumergidas, como almacenar aire en su interior o desarrollar estructuras flotantes. No obstante, la mayoría de las plantas terrestres, y especialmente las suculentas, no cuentan con estos mecanismos y perecerían en esas condiciones.

Para evitar estos problemas, podemos comprar un sustrato comercial para cactus y otras suculentas. Aunque no sea el mejor, será adecuado. Otra opción es crear nuestra propia mezcla de sustrato, teniendo en cuenta tres elementos esenciales:

  1. Nutrientes: Proporcionados por materia orgánica como compost, humus o estiércol maduro.
  2. Retención de agua: Aportada por materiales como turba o fibra de coco.
  3. Drenaje: Garantizado por arenas o gravas, preferiblemente con un grosor menor a un centímetro en plantas adultas.

Cada clima es diferente, por lo que lo ideal es experimentar con distintas combinaciones para encontrar la mejor opción según nuestra zona y condiciones ambientales.

Iluminación de las suculentas

Es importante conocer los requerimientos lumínicos de nuestras suculentas. Aclaramos algunos términos clave:

  • Sol directo: Luz solar sin obstrucciones.
  • Sol pleno: Entre 6 y 8 horas de sol directo al día.
  • Sol parcial: Entre 4 y 6 horas de sol directo.
  • Semisombra o sol filtrado: Luz atenuada por ramas de árboles o mallas de sombreo.

Cada especie tiene diferentes necesidades de iluminación. Algunas crecen a sol pleno, mientras que otras prefieren la protección de arbustos o rocas. Es recomendable investigar sobre cada planta antes de adquirirla, utilizando enciclopedias virtuales o convencionales.

Aunque una especie sea amante del sol, si no está acostumbrada, puede quemarse al exponerse repentinamente. Esto ocurre con plantas jóvenes o recién compradas de un invernadero. Es importante aclimatarlas poco a poco a una iluminación más intensa. En general, las plantas adultas toleran mejor la radiación solar que las jóvenes.

El exceso de sol puede generar pigmentos rojizos o pardos como mecanismo de protección, similar a la melanina en la piel humana. Sin embargo, si los tonos son demasiado intensos o hay signos de deshidratación, es posible que la planta esté recibiendo más sol del necesario.

Por el contrario, la falta de luz provoca etiolación, un fenómeno en el que la planta se estira, aumenta la distancia entre sus hojas y pierde coloración, volviéndose más frágil ante plagas y enfermedades. En estos casos, se recomienda podar y reintroducir la planta en mejores condiciones lumínicas.

Temperaturas nocturnas y su efecto en las suculentas

En el caso de los cactus y otras suculentas, la temperatura nocturna es incluso más importante que la diurna. Estas plantas abren sus estomas durante la noche para incorporar CO₂, minimizando la pérdida de agua. Sin embargo, si la temperatura nocturna es demasiado elevada, los estomas no se abrirán y la planta no podrá crecer.

Este fenómeno ocurre en verano, cuando las temperaturas nocturnas superan los 20-25 °C, causando un letargo en las plantas. Durante este período, se recomienda reducir la frecuencia de riego, pero sin suspenderla completamente.

En invierno, algunas suculentas tropicales necesitan temperaturas cálidas, por lo que es recomendable protegerlas en interiores o invernaderos. El resto de suculentas entran en letargo con el frío y deben mantenerse en un lugar seco y protegido de heladas. En este caso, se suspenden los riegos hasta finales de invierno o principios de primavera.

La tolerancia al frío varía según la especie, por lo que es recomendable consultar fuentes especializadas, como enciclopedias digitales, para conocer la temperatura mínima que soportan.

Riego adecuado para suculentas

Las suculentas deben regarse únicamente cuando el sustrato esté completamente seco. Para comprobarlo, podemos:

  1. Introducir un palillo de madera en el sustrato. Si sale limpio, es momento de regar.
  2. Insertar la punta del dedo en la tierra y verificar si hay humedad.
  3. Guiarnos por el peso de la maceta: si está muy ligera, es probable que necesite riego.

El exceso de agua puede provocar pudrición radicular. Si detectamos raíces dañadas, debemos extraer la planta, cortar las partes afectadas y dejar cicatrizar antes de volver a plantar en un sustrato seco.

Existen dos métodos principales de riego:

  • Riego por la superficie: Se agrega agua hasta que el exceso salga por los agujeros de drenaje.
  • Riego por inmersión: Se coloca la maceta en un recipiente con agua para que el sustrato absorba la humedad de manera uniforme.

Este último método es útil para suculentas en sustratos secos o compactados, especialmente tras el reposo invernal.

Trasplante y precauciones

Cuando trasplantamos una suculenta, es recomendable esperar unos días antes de regar si hemos podado raíces o alterado el cepellón. Esto permite que las heridas cicatricen, evitando la entrada de microorganismos patógenos.

Si solo cambiamos la maceta sin modificar el cepellón, podemos regar inmediatamente sin problemas.

Conclusión

Para mantener nuestras suculentas en óptimas condiciones, debemos:

  • Proporcionar un sustrato con buen drenaje y nutrientes adecuados.
  • Regar únicamente cuando el sustrato esté seco.
  • Ubicarlas en un lugar bien iluminado, ajustando la exposición al sol según la especie.
  • Informarnos sobre las necesidades específicas de cada planta.